Biografía

Miguel del Rey Vergara es un artista figurativo nacido en Madrid. Tras completar su Licenciatura en Bellas Artes en la “Academy of Art University” de San Francisco, CA, Miguel siguió perfeccionando sus habilidades en la icónica institución, “The Art Students League of New York” obteniendo un Certificado de Escultura de la misma. Miguel también fue invitado a través de una beca para convertirse en miembro del famoso Club Neoyorkino Salmagundi. Su pasión y dedicación a su oficio lo llevaron a recibir la prestigiosa beca de la Fundación Franco Zeffirelli y el Premio de la Fundación Columbus para estudiar escultura en la Academia di Belle Arti Carrara en Italia.

Desde 2015, Miguel ha estado compartiendo su experiencia, visión como artista y enseñando en la ciudad de Nueva York. Su obra de arte ha ganado reconocimiento en numerosas exposiciones, incluido el Premio de Compra “Figurativas 2019” del Museo Europeo de Arte Moderno, el premio Finalista de “A.R.C.” (Art Renewal Center Salon 2019), el Premio Walter & Michael Lantz en el Concurso de Escultura Richard McDermott Miller, de la Sociedad Nacional Americana de Escultura (N.S.S.), y la Beca de la Fundación Ann & Bruno Lucchesi. El notable talento de Miguel lo llevó a ser seleccionado como semifinalista de entre un vasto grupo de miles de participantes para el Concurso de Retratos Outwin-Boochever organizado por la prestigiosa Galería Nacional de Retratos Smithsonian en Washington D.C.

En 2020, Miguel se embarcó en un nuevo viaje artístico al trasladarse a Tokio. Allí, continúa expandiendo sus horizontes creativos aprendiendo técnicas escultóricas orientales y sumergiéndose en la rica cultura y en la escena artística japonesa. Su participación como finalista en el Concurso Internacional de Escultura Yukuhashi demuestra su capacidad para adaptarse y sobresalir en diversos entornos culturales.

La mezcla única de talento artístico, dedicación y experiencias globales de Miguel del Rey ha culminado en un cuerpo de trabajo que captura la esencia de la emoción humana a través de la forma, dejando un impacto duradero en las audiencias de todo el mundo.

Declaración del artista

La obra de Miguel del Rey hunde sus raíces en una profunda admiración por la figura humana, combinando las cualidades intrincadas y expresivas inherentes a nuestras formas físicas. En el centro de esta exploración está la figura desnuda, un potente símbolo que amplifica la esencia de la humanidad al quitar los adornos de la identidad, el tiempo y el lugar. A través de una fusión magistral de realismo y abstracción, el artista orquesta un diálogo cautivador entre los aspectos representados y los recortados o simplificados, creando una narrativa fascinante que aprovecha la imaginación del espectador.

Utilizando la naturaleza táctil y expresiva de la arcilla como medio, el artista anima a los espectadores a interactuar íntimamente con la obra, explorando las sutilezas y matices de la forma humana.

A lo largo de este viaje, el artista cultiva meticulosamente un equilibrio armonioso de ritmo, composición, tensión y tranquilidad, respaldado por una confianza inquebrantable en su punto de vista que traslada a cada pieza o creacion. Guiado por una conexión meditativa y una visión intuitiva, el proceso creativo del artista trasciende la mera manipulación física, evolucionando hacia una intimo viaje espiritual.

Al embarcarse en el proceso creativo, el artista involucra a modelos reales, dibujando a partir de sus auténticas expresiones y movimientos para infundir a las esculturas un sentido genuino de vida. Al ejecutar proporciones naturalistas y armoniosas, el artista se esfuerza por capturar no solo la semejanza física de los sujetos, sino también la esencia de su espíritu, trascendiendo las limitaciones del lenguaje y evocando un profundo sentido de conexión con el espectador. Este enfoque fomenta una profunda conexión emocional con la personalidad del modelo, empoderando al artista para interpretar y traducir las sutilezas del lenguaje corporal en la esencia misma de la arcilla.

Al tejer hábilmente elementos de diversas tradiciones artísticas, el artista crea sinfonías visualmente cautivadoras que celebran la belleza de la condición humana. En el centro de la práctica artística está la creencia de que la forma humana representa una fuente inagotable de inspiración, capaz de expresar representaciones tangibles de emociones, experiencias y narrativas complejas.

La importancia de las esculturas del artista depende de su percepción estética y de la resonancia espiritual que le evocan. Internandose en el mundo y la filosofía del artista, se invita a los espectadores a apreciar el trabajo a un nivel más profundo, desentrañando las intrincadas capas de significado enclavadas dentro de cada pieza. Alentando a la audiencia a evaluar el arte en función de su esplendor visual y profundidad emocional, la declaración del artista revela una ventana a las profundas conexiones que nos unen a todos en nuestra experiencia humana compartida.